martes, septiembre 13, 2005

Delirios de medianoche



Sentado en el jardín de los deseos amanecí borracho perdido. La lluvia mojaba mi rostro y el viento rasgaba el silencio. Las nubes conformaban escenas sombrías de mi pasado, noches lejanas que destellaban en mi conciencia renegando de su olvido forzoso. Y allí, entre los posos de mi historia la claridad se hacia día y los recuerdos clamaban su gloria. Gloria perdida, gloria maldita, gloria de un sin sentido que aun atormenta mi oído y mi memoria.

Jamás me arrepentí de algo que hubiera deseado hasta aquella vez. Los gritos aun resuenan en mi cabeza y el llanto de los ángeles tardara en apagarse, mas no se darán por vencidos pues la maldad de mis actos así lo requiere. Se que tardare en pagar por ellos pero que una vez empiece el castigo será insufrible mi dolor, aunque merecido sin ninguna duda. Tal vez mi cordura se escape de este sin sentido, si es que no lo ha hecho ya, y me deje solo en el infierno, doliente, de mi soledad.

lunes, septiembre 05, 2005

Delirios intespestivos

A continuacion transcribo un email que he recibido y que me parecio interesante de responder. Al parecer este fue escrito por alguien despues de una noche de fiesta hasta altas horas. Es curioso lo que el cerebro es capaz de realizar en dichas condiciones. La segunda parte del texto es mi respuesta a dicho email, que creo q tambien es merecedor de unos segundos...

Estoy atravesando un momento de extrañeza y apatía en mi vida, no se de que se trata ni a que se debe, únicamente las cosas vienen dadas de un modo, en ocasiones muy particular no como uno quiere que realmente se realicen. Es duro constatar y sobre todo muy crudo como la vida pasa mientras planeas hacer otras cosas y aun más cuando compruebas que adoptas actitudes que jamás pensaste adoptar, dichas actitudes las percibías de modelos a los que parodiabas. No se qué, ni cuando, ni como sucedió esto y ni siquiera de que conjunto de factores es producto. A mí ya “avanzada” edad de veintitrés años no me queda más que expresarme en el más absoluto de los anónimos mediante el único medio por el cual se le permite a uno expresarse sinceramente sin arriesgarse a que le juzguen. Bien es cierto que los enjuiciamientos cuando los realiza el necio no han de tener ningún valor para madura persona que se precie mas son muchos los necios tantos que consiguen el aislamiento tanto propio como común. No se debe o no se puede adoctrinar sin cometer el riesgo de convertirse ahora en elemento aislador o diferenciador, por tanto se caería de nuevo en el error de clasificar o archivar personalidades, esta actitud es fruto del miedo, del terror o simplemente de la desconfianza que se produce cuando encontramos a uno de esos individuos raros que yo personalmente, puestos a clasificar y a designar, denominaría simplemente libre pensantes, sin más intención que aclarar términos. Estos individuos son generalmente de diferentes perfiles, tanto en cuanto a lo social y personal se refiere. Por tanto es indiferente la clase económica, condición familiar, género o raza, simplemente se trata de individuos con una fuerte convicción moral y filosófica que en mi opinión proviene no tanto del número de experiencias que han vivido si no del modo en que se perciben estas, la intensidad y el desarrollo cultural, que en su vida contribuye activamente también en el desarrollo de esa personalidad tan característica, llegan a desarrollarse personalmente plenamente por que se saben conformar con pequeños placeres sin importarles la aprobación social o familiar de estos, ya que a diferencia del resto ellos si que disfrutan con lo que hacen gracias a que realmente les fascinan sus actividades. Son difíciles de comprar, no es fácil verles hablar en círculos extraños, en definitiva fuera de su círculo de confianza. Perciben más y mejor por eso han perdido la fe, cualquier esperanza es vana. Se enfrentan de un modo efectivo ante los problemas cotidianos, o sea se evaden, es lo más inteligente y genial que se puede hacer, evadirse, sentir por un instante que no estás ahí, ser capaz de sentir sensaciones impropias del ambiente del que te rodeas; odio ser pesimista; se joven lector lo que estás pensando mi “ambiente no es una mierda, el tuyo si lo es yo soy la polla” y ahora te pregunto yo, ¿de que consta tu ambiente? Por favor nómbrame algo no material que hacéis o hacemos. Somos el producto de una inmensa campaña de marketing que no sé ciertamente con que fin fue creado, si no pregúntale al estúpido repetidor teórico de tu catedrático de que clase de mentiras está llenando tu joven y frágil cabeza. No sabría contestarte si no tiene un buen guión a mano o se excusará para pedir ayuda, te aislará del mismo modo que aislamos a los asesinos, del mismo modo que marginan al librepensador o en el más probable de los casos convencerá a tus compañeros de que ellos lo hagan por él. No merece más la pena hablar de gente políticamente correcta (siervos del sistema) pertenecientes al mismo sistema de valores, es ilógico. Lo que no es ilógico es retroceder al origen del problema (en mi opinión sorprendido lector), es decir, si nuestras vidas son el combustible de un sistema económico matricial, aquel que se constituye mediante la selección intelectual y posterior aislamiento del todo, con el siempre tétrico fin de la rentabilidad.



Rentabilidad obtenida por el papa estado en forma de gloria, poder o una cierta autonomía del resto del mundo para poder ser librepensador. Un librepensador que todo el mundo añora y todo el mundo desea, al que todos envidian y parodian, con deberes y obligaciones mas propias del súbdito encadenado que del aislado indiferente. Paradoja cruel del destino, lo que para unos es la libertad social se alcanza a través de la sumisión personal al sistema. Sistema por otra parte siempre corrompido por la sucia naturaleza del hombre, aquella que nos lleva a asumir el egoísmo como fuente del derecho y al derecho como fuerza del destino. No queda mas camino que desechar nuestros desechos y sembrar los vientos del librepensamiento en cada uno de los corazones que nace. Tal vez así algún día la sociedad ya no los ignore, tal vez así la “sociedad normal” se sienta aislada y se desmenuce como la arena de la playa, atrapada en su propio vació ilusionista, dejando a su paso heridas abiertas en su razón que jamás sanaran. Aquel que creyó ver la luz jamás se conformara con vivir en una penumbra, a pesar de que dicha semioscuridad no sea mas que el propio expresionismo de los librepensadores del mundo. Su mundo, destruido por el inconformismo de los pensantes, se derrumbara ante sus ojos sin que nada lo pueda parar, y lloraran amargamente por la muerte del concepto “normal” sintiéndose perdidos. Papa estado jamás lo volverá a ser y los hijos de la patria no tendrán patria y solo serán hijos de su propia existencia. Anarquía y caos tal vez no sean tan malos, tal vez solo reflejan lo que cada uno piensa y lo que nos diferencia del resto del mundo, tal vez el caos no sea aterrador sino bello y su aleatoriedad una deliciosa sinfonía inaudible que impregna el mundo.
Cada cual define su “experiencia” y la llena de aquellas vivencias que llenan los rincones de su memoria. El problema es cuando la experiencia solo sirve para residir en la parte externa del cortex cerebral y no para discernir junto a la razón los tonos sutiles de la vida que merecen ser tenidos en cuenta a cada momento. Es entonces cuando el necio ante su imposibilidad a recurrir a la experiencia acude a la sociedad para redimirse de sus actos y “normalizar” su pensamiento, una sociedad llena de necios en la que se siente a gusto y en la que el pastor no notara a un borrego mas en la manada.