martes, agosto 05, 2008

Delirios sobre la muerte


Arriba, en un cielo oscuro, una gran rueda de piedra no se detiene por nada ni por nadie. Gira sobre su eje, inmóvil e impasible devora las muescas de su relieve en busca de nuevas muescas, nuevos hombres que matar bajo su peso infinito. Pues es asi como el tiempo nos atrapa.


Abajo, un gran mar de sentimientos con grises olas alborotadas. Las crestas chocan unas con otras, se enfrentan, se destruyen y nacen olas nuevas. Cada una de ellas alberga la esperanza de permanecer para siempre en ese gran mar. Pero no puede ser, nunca es así, cada ola tiene su principio y su final y ninguna esperanza humana consigue navegar hasta el final de los dias.


Entre el mar y la gran rueda se alza inmisericorde un gran ojo verde. Intenso y poderoso se alza entre el sombrio mar de amores y la rueda eterna del tiempo. El no mira, tampoco observa. Tan solo se dedica a iluminar con su pureza los siniestros designios humanos. Es con su luz con la pierdo la calma, luego todo es borroso. Temo perder el sentido y caer vacío, descubrir que ya no tengo alma. Antes no era así, antes era nervioso en mi interior, tenia inquietudes, preguntas, ganas de vivir y hambre de conocimiento.


Tal vez la rueda me devore pronto, no seria una gran perdida, saboree con gusto la vida, tan solo me falta por probar el sinsabor de la muerte. El mar ya no me atrae, sus olas me parecen vanas y frágiles. La falsedad de algunos sentimientos queda aquí aprisionada y por fuerza destruida. Tan solo el reflejo de la luz intensa del ojo sobre las olas me hace permanecer aquí y no abandonarme, dejar de correr para escapar de la rueda y aceptar mi destino. El mar ejerce un embrujo sobre los rayos verdes, haciendo que su tonalidad varie, apagando su llama, palideciendo sus suspiros hasta que la oscuridad acepta el reto y penetra en mi universo. Poco a poco, lentamente como si quisiera disfrutar de cada momento antes de la noche voy cediendo mi corazón, hasta que justo antes de la oscuridad eterna un último rayo verde ilumina mi universo y veo lo bello que ha sido. Veo la cantidad de muescas en mi rueda y observo orgulloso todas y cada una de las olas que me han acompañado hasta este momento. Por desgracia es un momento efimero y la oscuridad se apodera de mi alma.


Ya no me asusta la calma, al fin estoy en paz…

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